martes, 18 de marzo de 2014

Cuando las desconocidas jovencitas que salimos elegidas como las portadoras de un título de belleza, somos presentadas a los medios como “Fulana De Tal, Miss LindaEinteligenteDeXPaís”, lo que menos tenemos presente es que todo nuestro pasado se haría público.
Es obvio que, para ese momento en que apenas dicho nuestro nombre en el multitudinario concurso se nos googlea, la organización previamente hizo lo suyo y dejó lo más oculto que se puede en internet, todas aquellas fotos de salidas en clubes nocturnos rodeadas de botellas de alcohol, de presencias en manifestaciones o marchas políticas, de explícitas muestras de cariño con novios o pretendientes y, si existiesen, las notas que dimos antes de aprender oratoria.

Para refrescar la memoria, una Miss no debe hablar de política o religión y debe guardar las formas, siendo educada y agradable, ya que es un gran modelo a seguir para muchísimas mujeres en todo el mundo.

Ahora bien, volvamos a ese momento en que te cruzan mil cosas por la cabeza (o ninguna) y caes en cuenta de que sos la representante de todo un país. ENTERO.

Heavy.

Yo la tuve fácil dentro de todo, 41 millones no parecen tantas personas comparado con China (1.351 miles de millones) o Rusia (143.5 millones), ellas sí que debieron sentir un poquito pesados los hombros.

Lo que menos pensás es en lo que hiciste de adolescente que podría repercutir en tu nueva condición. De todas formas, lo relevante aquí es que se conoce todo lo que la flamante Miss hizo, dijo, se puso, mostró… bueno o malo… no importa, lo que más venda. Pero no se conoce casi nada de las ganadoras después de terminado su año titular (y eso que actualmente con Facebook es mucho más fácil investigar). Por eso mismo el post de este mes (cabe aclarar que debido a temas personales tuve que dejar de lado durante estos dos últimos meses mi compromiso con este blog y pido disculpas) es la vida después del reinado. Temática que continuaré en futuros posteos, no desesperéis, pero que en el presente debo acotar a dos Misses que quisiera que conozcan antes, durante y después de su título como reinas de belleza: 

Leah Ryerse, Miss Canadá Mundo 2008, nació el 30 de abril de 1988 en Stoney Creek (Ahora llamado Hamilton) en Ontario, una de las 10 provincias de Canadá. Durante su año de reinado, cursaba el segundo año de la carrera de Trabajo Social y Salud en la Universidad McMaster. Carrera de la que se egresó con honores en el año 2012. Hoy por hoy vive en Hamilton, trabajando como facilitadora en un instituto de enseñanza de conducta. Está en pareja hace ya más de un año y su paso por los concursos de belleza siempre se destacó por su amplia participación en los eventos solidarios y las obras de caridad. Leah formó parte de mi grupo más cercano en el Miss World y de ella me llevé los mejores recuerdos, porque junto a Miss Australia (la otra homenajeada de esta entrada) decidieron llamarme la “extranjera” ya que era la única latina en nuestro grupito de juntada post obligaciones en los cuartos del hotel. Siempre que tenía que decir alguna palabra de la que (a pesar de tener un muy buen nivel de inglés) desconocía su traducción en inglés, se armaba una especia de “dígalo con mímica” y entre todas (se sumaban siempre Miss Albania, Miss Chipre y Miss Taiwan) trataban de adivinar qué estaba intentando nombrar (nos ayudaba a distendernos –y a mí a incorporar vocabulario- un poco dentro de lo exigente que se pueden tornar los certámenes de belleza). Ya les comenté del grupo privado de Facebook que tenemos entre todas las participantes de ese año en Sudáfrica para actualizarnos de nuestras vidas… Es allí que un día publicó cuando se recibió y todas compartimos nuestras sinceras alegrías. Y es ahí que, Katie Richardson, Miss Australia Mundo 2008, nos repartió su inmensa felicidad porque se iba a casar con el (por supuesto) perfecto novio del que tanto nos habló (y admito estábamos celosas) cuando estábamos en Johannesburg. Ella estudió y se recibió en Dietética y Nutrición en la Universidad de Wollongong, mismo lugar donde nació y actualmente reside, localizada en Nueva Gales del Sur en Australia, claro está. Katie también es profesora (y una muy experimentada) en la Asociación Australiana de Baile y Medicina (APDA en sus siglas en inglés) desde hace un tiempo ya. Con ella lo divertido era decir obscenidades (no es que las dijéramos todo el tiempo ni que fueran cosas irrepetibles) y tocar temas pudorosos para ella como el sexo, y ponerla nerviosa. Tiene una respuesta tan espontáneamente parecida a la de la abuelita de Tweety para con esos tópicos que, a pesar de las disculpas correspondientes, siempre volvíamos a hacerlo. 

A continuación dejo fotos de ambas, en orden: Leah cuando ostentaba su título como Miss World Canadá 2008, durante Miss World 2008 acariciando un leopardo dentro de una reserva en la que nos llevaron de safari con Miss Costa Rica (derecha) y quien les escribe (izquierda), con su novio (divinos!!) y en la actualidad. Después viene Katie, la primera es cuando fue Miss Australia World 2008, la segunda durante el concurso mismo internacional en un inolvidable recibimiento en un pueblo llamado Soweto, la tercera cuando se casó (sí sí… saco la tarjeta de “Permitido odiar y envidiar -sanamente-”… parecen sacados de una película) y la última es de ella junto a su compañía de baile.


Hasta la próxima, muñecas!!











miércoles, 4 de diciembre de 2013

Quizá sea noticia vieja habiendo pasado casi un mes desde el gran Miss Universo 2013, pero justamente un mes atrás estábamos hablando del reality show venezolano “Miss Venezuela: Todo por la Corona”… Y quién ganó este año? Sí sí, Miss Venezuela. No precisamente Migbelis (de quién dejé fotos en el posteo anterior), sino Gabriela Isler, ganadora del certamen en 2012. Recuerden que tienen un año de preparación… que parece ser bastante efectivo.

La 62.ª edición de Miss Universo fue el pasado el 9 de noviembre en el Crocus City Hall de Moscú, Rusia, y fue la primera vez en trece años que el concurso vuelve al continente europeo y la primera vez en absoluto que se realizó en Rusia (a pesar de que el año en que yo participé del Miss Mundo fue Miss Rusia la ganadora). Participaron 86 candidatas (3 menos que en la edición del año pasado) y como es costumbre del magnate Trump, participaron estrellas de reconocimiento mundial como el vocalista de la banda Aerosmith: Steven Tyler, quien además de formar parte del jurado también actuó con el cantante Emin y la banda Panic! At the Disco.

Por supuesto, la trasmitió en diferido la NBC y con difusión simultánea Telemundo. En Argentina fue TNT la cadena encargada de hacerlo, siendo E! Entertaiment la que lo retrasmitió editado unos días después. Los animadores de la final fueron el conductor norteamericano Thomas Roberts y la cantante Melanie Brown, más conocida como Mel B, integrante del grupo de pop británico Spice Girls; además de los comentarios tras bambalinas de Jeannie Mai.

Para los que no lo vieron, en los puestos siguientes quedaron: Miss España (primera finalista), Miss Ecuador (Segunda finalista), Miss Filipinas (tercera finalista) y Miss Brasil (cuarta finalista). Completando la lista hasta los primeros 16 lugares, en orden, estuvieron Miss Estados Unidos, Miss Gran Bretaña, Miss India, Miss República Dominicana, Miss Ucrania, Miss China, Miss Costa Rica, Miss Indonesia, Miss Nicaragua, Miss Puerto Rico y Miss Suiza.

Argentina tuvo su representante y ella fue Brenda González, una rosarina de 20 años y 1,70 mts. que estuvo totalmente a la altura de todas sus contrincantes. Brenda estudia diseño y disfruta de dibujar, diseñar, bailar y actuar. Aspira a tener su propia boutique y pretende involucrarse cada vez más en su lucha contra el maltrato animal (en la cual espero todos también la apoyemos). Y parece ser que uno de sus talentos escondidos es su facilidad para imitar personajes o personas en general. Esta morocha divina nos dejó muy bien parados a los argentinos, pero no obtuvo el título ni siquiera una clasificación entre las semifinalistas, y esto a pesar de estar súper preparada y ser bellísima. ¿Por qué, si dicen que las argentinas somos las más lindas de América, no hemos ganado una corona desde 1978 (Miss Mundo) y 1962 (Miss Universo)?

Les planteo el interrogante muñecas. Y tal como decía la novelista y ensayista estadounidense Susan Sontag (1933-2004): “No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo”.

Para cerrar como siempre con unas imágenes, les dejo primero a Brenda (Miss Universo Argentina 2013) y luego a Miss Universo 2013: Gabriela Isler. Ustedes dirán qué tan lejos estábamos de ganar.


Hasta la próxima, reinas!!









domingo, 27 de octubre de 2013

Este mes terminó la emisión de un reality show venezolano de belleza y talento femenino, cuyo objetivo era elegir a las candidatas para el Miss Venezuela 2013. Aparentemente la de este año fue la primera de varias temporadas que planea emitir Venevisión en co-producción con Sony Entertainment Television; aunque en los años 2011 y 2012 hubo unas ediciones poco felices y memorables de un reality que pretendía ofrecer lo mismo. El programa se llama “Miss Venezuela, Todo por la corona” y tuvo una duración de 3 meses. En marzo se realizaron los primeros castings para seleccionar entre miles de aspirantes a las 50 candidatas que participaron, para luego obtener las bandas representativas de cada estado federal de Venezuela y pasar por todas las pruebas preliminares hasta llegar a la Gala Final como todos los años, en el famoso certamen del Miss Venezuela 2013.

Cuando supe del proyecto, a principios de año, me entusiasmé mucho porque pensé que habría otro medio que finalmente mostrara los backstage reales de los concursos de belleza, el verdadero esfuerzo que representa para las candidatas, la ilusión que realmente tienen las jóvenes participantes. Pensé que por fin habría imágenes que acompañarían a mis relatos. Algo para que los lectores imaginen cuando lean mis anécdotas. 

Y así fue. 
                 En parte.

El encargado principal del reality show, Osmel Sousa, presidente de la Organización del Miss Venezuela y por supuesto también del jurado encargado de elegir a la ganadora, es un hombre conocido por su tenacidad al momento de criticar a las concursantes y por ser el mejor preparándolas.

La serie cuenta con 15 episodios de una hora repartidos en tres etapas: “El Casting”, donde el programa recorre la geografía venezolana en busca de las 50 mejores aspirantes; “De Aspirantes a Misses”, fase en la que se realiza la selección de las 24 candidatas y se les asigna la codiciada banda que les permitirá permanecer en la famosa Quinta Rosada; y “Camino a la Corona”, donde las candidatas se preparan, ensayan para las galas, y se someten a las más duras pruebas y entrenamientos a fin de convertirse en las próximas representantes de Venezuela en los más importantes certámenes internacionales de belleza.

Comenzado el anhelado programa, supe que no iba a poder dejarlo de ver. Fue casi tan adictivo como America’s Next Top Model en TODAS sus temporadas, donde no podía dejar de ver cómo se comportaban las modelos, reto tras reto, competencia tras competencia (y, obvio, comparándolo con mi trabajo de ese entonces como modelo). Fue bello revivir momentos como los de ensayo y preparación, a pesar, de que ni el concurso nacional (Miss Argentina) ni los internacionales son tan estrictos como éste. Muchas veces me encontré criticando a chicas que podría haber sido yo en un pasado no muy lejano, o cayendo en el sentido común repitiendo frases como: “¡No está gorda, por Dios! ¿Por qué la quieren hacer bajar de peso?”. Sin embargo, una vez que pasan todas las etapas, que uno hace un racconto de las exigencias a las que se someten y del esfuerzo que realizan las candidatas, es fácil entender cómo es que son el país con más títulos de belleza en la historia de la existencia de los certámenes de belleza: están 3 meses eligiendo, probando y preparando  a las que participarán por la corona nacional. Luego de ser electa, la ganadora tiene un año más para seguir practicando y estar totalmente realizada como Miss para participar en el concurso que se le asigna (porque se elige una candidata para cada concurso: una para el Miss Universo, una para Miss Mundo, una para Miss International, una para Miss Tierra, una para Miss Continente Americano, una para Miss Reina Hispanoamericana, y así sucesivamente). Y posteriormente, según su desempeño, se la sigue teniendo en cuenta para otros proyectos en conjunto con la organización. Es sabido que muchas (la mayoría) de las Miss Venezuela terminaron siendo grandes celebridades tanto en sus países como a nivel internacional.

La reflexión de este mes supera los concursos de belleza, está relacionada con el hecho de que más allá de que si bien hay que tener ciertas condiciones naturales para lograr algo, sin esfuerzo nunca se las concreta. Una de las frases que rige mi vida es “Persevera y triunfarás”, hagamos que este lema sea aplicado a todos los aspectos de nuestras vidas, hasta en lo que nos cuesta menos. Estas jóvenes aspirantes a un título de belleza, pueden haber nacido hermosas o haberse ayudado con algún bisturí, pero de seguro no se quedaron sólo con eso y se esforzaron por tener ese “nosequé”, ese toque especial, eso que en sociología una filósofa húngara del siglo XX llama “entonación” porque afirma que la persona que no produce en torno suyo una atmósfera tonal específica que lo rodee en forma permanente y lo distinga carece de individualidad. Tenemos que buscar siempre llamar la atención por ser distintos; NO resaltar por lo que sea, SINO destacarnos.

Les dejo imágenes de la flamante (y súper joven -18 años- tienen permiso para odiarla también) Miss Venezuela 2012, Migbelis Castellanos, y los videos de promoción del reality. 


Hasta el próximo mes, muñecas!!








                                          

lunes, 23 de septiembre de 2013

Intentado volver a ser constante en mis posteos mensuales, las vuelvo a saludar recordándoles que hay muchas cosas lindas para mantenerse ocupada y contenta.

Este mes se me ocurrió contarles una anécdota a raíz de una alumna a la que preparé en clases particulares para concursar en el Miss Supranational: Juliana Kawka. En una clase anterior a su viaje, decidimos hacer un repaso y disipar dudas. La noté algo desmotivada por eso insistí en que preguntara ¡TODO! Desde ¿Cómo era que se ponía la pestaña? hasta ¿Los cubiertos se usaban de afuera hacia adentro, no?, pasando por ¿Cómo era que hacía para no pisarme el vestido si tiene mucha cola?, ¿Dormiré unas seis horas promedio con suerte?, si me piden calzado cómodo para ensayar ¿De verdad no puedo ponerme zapatillas?, y ¿Cómo voy a hacer para estar siempre prolijita y en pose divina?

Esta última cuestión es la que más le preocupaba: ¿Cómo iba a hacer ella para estar siempre como una Miss? Y es aquí que cabe una frase varias veces citada por aquellos que estamos en relación con los concursos de belleza: “Una Miss es una Miss todo el tiempo”. Parece muy fácil pero la realidad es que no lo es. Una Miss es una mujer linda por dentro y por fuera. Una mujer independiente y autosuficiente. Un ejemplo de cómo deberían ser todas las mujeres a pesar de no tener un título de belleza o de vivir en circunstancias totalmente diferentes a las del año de reinado de una Miss.

Más allá de las cualidades físicas (no excluyentes) que se le exigen a las aspirantes a la corona, como una altura promedio entre 1,70mt y 1,80mt, una figura saludable y estéticamente proporcionada, y un cuidado personal impecable; también se deben cumplir con ciertos estándares de nivel cultural, educación, protocolo y ceremonial básicos.

Todo esto en hermoso montón es una Miss. Ya querríamos que nos saliera en el primer intento, ¿no?  De todas formas, no es tan dramático porque existen escuelas para aprender a incorporar todos estos valores y “reglas” a nuestro cotidiano. Y para aquellas que no tienen la oportunidad de ir a una de estas escuelas, pero sí de representar a su distrito, provincia, país… existe el contagio. Exactamente como lo leen: contagio. Piensen que les toca ir a un concurso de belleza y que no tuvieron tiempo o recursos para prepararse. Tengan a bien saber que SIEMPRE, y repito SIEMPRE, hay una chica mejor preparada, con más experiencia y “tips” que una misma. Por supuesto, una puede hacerse amiga y aprender porque resulta que pegaste buena onda con la compañera. Pero, otras veces, nos toca aprender a la distancia. La realidad es que por más rea que seamos, una vez en el certamen, no hay vuelta que darle: una se contagia. Cuando ves que todas están derechitas, te ponés derechita. Cuando ves que todas comen con modales, comés con modales. Cuando ves que están todas re súper producidas y pulcras, te arreglás hasta el último detalle. Es así de simple, y a la vez, complejo.

Es por esto que yo creo que debemos todas estudiar, aprender, conocer, entrenarnos, interiorizarnos con lo que significa ser una Miss. Su traducción lo dice: una señorita. Una mujer. Completa. De esas que valen la pena conocer y con las que se disfruta más que de su belleza. ¿Por qué? Por nosotras. Porque primero tenemos que estar conformes con nosotras y después el resto lo estará también. Porque así las que no pueden (y las que no quieren también), se contagien. No hace falta ganar un título o portar una banda o una corona para ser una Miss todos los días.


Les dejo fotos de mi alumna Juli, es un divinor de persona, una gran mujer y tiene un potencial que la va a llevar muy lejos. Tuvo un destacado desempeño en el concurso y con sólo 17 años, tienen permiso para odiarla. Las primeras son de un book y las últimas del Miss Supranational 2013. 

¡¡Hasta la próxima, muñecas!!






viernes, 2 de agosto de 2013

Hola muñecas! Qué lindo cuando lo que te mantiene ocupada son cosas bellas! Mis disculpas por el abandono de estos meses. Intentaré no volver a distraerme para seguir contándoles historias.

Justamente la aventura de hoy se enmarca en un contexto de cotidianeidad: una escuela. La escuela donde yo doy clases. Ésta pertenece a una cadena del mismo diseñador/cantante/escritor (un famoso artista): Roberto Piazza. Allí dicto el curso de modelo profesional y este mes se egresó mi primer grupo de alumnas (el curso dura un año). Mi temario es bastante rico, ya que les enseño desde lo más banal y superficial (pero no menos importante en esta carrera) como la caminata, hasta temas mucho más profundos y que sirven también para verse hermosas (porque mientras más bellas por dentro, más bellas por fuera, no es casual que uno “irradie -desde su interior- belleza”) como buenos modales y protocolo. E, inevitablemente, les doy una intro sobre misses y concursos de belleza. ¡No puedo evitarlo! Es más fuerte que yo. Me parece un lindo complemento porque yo siempre digo: “Si una Miss es una mujer linda por dentro y por fuera, entonces, una debería ser una Miss todo el tiempo”. ¿Y por qué no trasmitirlo?

A eso iba con semejante preámbulo: mis alumnas me preguntan cómo fue que me animé a participar del Miss Mundo Argentina. Y la verdad es que me invitaron por antecedentes. Sisi, así como leen: me propusieron representar a mi provincia (les recuerdo que soy de La Pampa) porque en mis jóvenes 15 años (que después de tanto recorrido parecen súper lejanos) participé y gané el concurso de Reina de los Estudiantes y de la Primavera. En el interior del país, se estila elegir una Reina del Colegio. Yo gané (por descarte, esa es la verdad) en mi escuela y después gané entre las otras Reinas de los colegios de la capital y de los pueblos de la provincia. Luego de la elección provincial, se hace la nacional en Jujuy, donde no gané pero aprendí mucho y (lo más importante) me divertí. Fue entonces que para el 2008, ya viviendo en Buenos Aires, me llamaron un día mientras caminaba con mi mamá (que estaba de visita) y mi tía por el centro y me dijeron:

-        – ¿Qué te parece la idea de representar a La Pampa en el concurso de Miss Argentina para Miss Mundo? –

Sinceramente, ni lo pensé. Dije que sí, de inmediato. No sabía en lo que me estaba metiendo. Nadie lo sabía.

Tuve una entrevista con la directora del certamen y me aprobaron la participación. ¿Por qué hago tanto hincapié en esta parte? Porque la mayoría de las representantes de las provincias participantes del concurso, tienen una elección donde se presentan varias jovencitas y gana la que esté en mejor condiciones para el de nivel nacional. Y en mi provincia no había nadie que se encargara de eso. Por lo tanto, lo tuve bastante fácil.
Empecé a prepararme: reforcé el gimnasio, retomé mis clases de danzas clásicas (para preparar una coreografía para el talento) y recopilé todo lo que pude de información tanto de mi provincia (para representarla de la mejor forma posible) como de mi país. Y, por supuesto, miré todos los concursos de belleza que encontré en internet. Imaginé por días y noches como sería todo: mis compañeras (que también eran mi competencia), el jurado, el hotel, los vestidos…

Finalmente, llegó la semana de concurso. Mis compañeras fueron casualmente eso: compañeras. Nos ayudábamos en todo lo que podíamos, nos prestábamos cosas, nos decíamos cuando alguna tenía lechuga en los dientes o el maquillaje corrido. No había competencia. Los jurados no terminaron siendo esos seres despiadados que uno espera que vean hasta el más mínimo detalle de imperfección y acto seguido te lo escupan en la cara para terminar de destruir tu autoestima. Al contrario, se tomaron el tiempo de conocernos y ver realmente como era cada una. Pero (siempre hay un “pero”) de las elecciones previas que hay en todos los concursos (Cultura General, Talento, Responsabilidad Social y Deporte, entre alguna que otra variante según el certamen) no había ganado ninguna. Después de esta semana bastante desalentadora, la noche anterior a la gala final, que se celebraba un sábado, llamé a mi madre y le dije que me quería ir. Ella me recontra sermoneó y me terminó convenciendo de que si me iba antes de la noche de coronación iba a quedar peor que si me quedaba y perdía honestamente. Sí, estaba convencida de que perdía. Claro que la historia terminó siendo de otra forma y yo gané el título de Miss Mundo Argentina y luego, no sólo participé en Miss World sino en otros tantos concursos de belleza a nivel internacional.

Al contarles esto tanto a mis alumnas como a Uds., no busco más que trasmitir lo importante de la perseverancia. Si no me hubiera quedado (y es aquí donde debo agradecer a mi madre por siempre insistirme y darme fuerzas para todo), me hubiera perdido de tamaña experiencia. De semejantes e inigualables vivencias. Hoy no tendría de qué hablarles. Por eso, “Persevera y triunfarás” no es una frase casual de las que rige mi vida. ¿Y si hacemos el intento de llevar a la práctica las frases que, para nosotros, marcan la diferencia?


Voy a ser egocéntrica y voy a dejar fotos de mi coronación -en orden-: mi primer caminata por pasarela como Miss Mundo Argentina, en mi entrega de corona con mi mamá y mi pradrastrito (como le digo yo) y despidiéndome de la gente en pasarela, esa misma noche.




domingo, 26 de mayo de 2013

Este mes no vamos a hablar de Misses, este mes les voy a contar de la gente que sigue a las Misses y los concursos de belleza.

Cuando las personas que me conocen, luego de un tiempo, se enteran que fui Miss Argentina (por otra persona, por Google o porque entre anécdotas de viajes se les ocurre preguntar el motivo de mis variados destinos), automáticamente, la duda que surge (más cercano a una exclamación que a un interrogante) es:


-¡Ah! (¿) Estuviste en el Miss Universo (?)

Cabe hacer una reflexión en este momento antes de seguir con mi relato: Incontables son las veces que escuché este comentario que me hace suponer (y me arriesgo a afirmar) lo poco que la gente conoce sobre este mundo. Lógicamente, el concurso con mejor prensa es el del reconocido empresario Donald Trump y la televisora norteamericana NBC: Miss Universe. Pero he aquí un dato de color: La final de Miss Mundo es un gran acontecimiento anual de televisión en vivo, visto por dos mil millones de personas en más de 200 países. A diferencia de otros certámenes, Miss Mundo es poco conocido en América; no obstante, mantiene gran popularidad en África y en la mayor parte de Europa, Asia y el Caribe angloparlante. No hace falta que aclare que la población sólo de China alcanza para superar el rating mundial de Miss Universo (por mucho).

Hecho el comentario continúo con mi historia:
Ante tal entusiasmo ajeno, me preparo mentalmente, organizo mis ideas y comienzo mi explicación:


- No, hay muchos y diversos concursos de belleza. Algunos más conocidos que otros, pero ninguno menos importante sino quizás menos populares. Yo estuve en varios concursos a nivel internacional representando a Argentina, y el que más tiempo duró fue el Miss World (un mes) en Sudáfrica. El más conocido, por ahí, es el Miss Universo; pero primero, no es el único, y segundo, los perfiles de las candidatas y las ganadoras, son diferentes de los de Miss Mundo. No son mejores ni peores, son distintos: en uno se busca un prototipo más de “chica bien” y en el otro más la “diosa con actitud”, en uno hay más de 100 concursantes y en el otro hay un aproximado de 50 a 60 participantes. Y esto comparando dos de los más nombrados certámenes de belleza. Siempre cuento que cuando estaba en Ecuador, en el Miss Continente Americano, teníamos un contingente de asiáticos que nos seguían, sea donde fuere, cámara en mano por todos nuestros compromisos diarios. Si no podían entrar al lugar de destino, esperaban afuera el tiempo que tardáramos. Y si bien guardaban distancia (además de la que les ponía la seguridad que nos protegía tiempo completo), apenas nos veían, entraban en un estado de euforia total por sus respectivas favoritas.
(Sí sí, siempre hablo como una erudita cuando se trata de mi pasado de reina).


Con esta y otras experiencias propias pude comprobar los datos que les aporté anteriormente. Los concursos de belleza, son tan conocidos como la gente que los sigue quiere que lo sean. Son populares según en qué país preguntemos. Son más famosos mientras más ganadoras ostenten ese título. Son renombrados cuantos más escándalos recopilen sus organizadores o candidatas. Son recordados para hacer referencia a lo superficial y a las jóvenes lindas y tontas, pero quienes estuvimos en uno (no importa si fue a nivel internacional o a nivel regional), bien sabemos que la experiencia te cambia la manera de verlos (para bien o para mal, pero lo hace).

La gente que sigue a las Misses y los concursos de belleza, son los encargados de hacer que sus elegidas tengan vigencia en el tiempo. En Uds. cae la responsabilidad de que no dejen de hablar de las actuales, las ex y las futuras; y de que si hablan, que hablen bien, hablen la verdad.

Las fotos son, la primera, del backstage de una grabación del Miss Continente Americano 2008 y la segunda, de un paseo en La Plaza de la Proclamación en Colombia, del Concurso Nacional de Belleza (CNB) 2011.

Ahora que sé que no somos sólo mujeres:
Los dejo con este pedido y mis mejores deseos siempre hasta el próximo mes, muñecas y muñecos. ¡Éxitos!





miércoles, 24 de abril de 2013


Este mes quise escribir sobre alguna anécdota divertida pero realmente no puedo pensar en otra cosa que en una gran compañera y amiga de concursos: Karol Castillo Pinillos, Miss Perú para Miss Universo y Miss Mundo 2008.
Karol falleció el pasado 11 de abril, mientras dormía, de un ataque al corazón. A pesar de sus jóvenes 22 años, sufría de problemas cardíacos severos. Condición que jamás le impidió perseguir sus sueños. Ella estaba en Australia por 3 meses, por lo que sus restos tuvieron que ser repatriados, y justamente, hoy 24 de abril y mañana son velados en su país en una misa con cuerpo presente. Un detalle bonito sobre el velatorio es que la convocatoria es pública y el único requisito es vestir de blanco y llevar rosas blancas.
Ella estudiaba psicología (estudios que pensaba retomar cuando volviera a Perú), preparaba misses para varios concursos, tenía su propia marca de sombreros y accesorios, y trabajaba también como modelo a nivel nacional e internacional. En su país, era muy conocida y querida, ya que trabajaba en televisión conduciendo y haciendo entrevistas. Una de sus amigas y colega de trabajo, Maju Mantilla (Miss Mundo 2004, peruana de Trujillo al igual que Karol), mientras conducía su programa, lloró cuando se enteró en vivo de la noticia.
Yo, particularmente, me enteré porque la misma noche del 11 de abril, antes de sucumbir al sueño, recibí un mensaje por Facebook de mi amiga Catalina Giraldo, Miss Colombia 2008 (nos conocimos en el concurso Miss Continente Americano 2008 en Ecuador), diciendo que “estaba en shock”. Yo la imaginé con su acento tan linda hablándome pero me llamó la atención tal declaración, por lo tanto, desde el celular, recostada en mi cama, entré en la aplicación a ver el mensaje completo para descubrir penosamente que me estaba hablando de Karol. De inmediato le contesté, me comentó que había visto un posteo en el muro de Miss Canadá (Samantha Tajik, ya les hablé de ella en otros posteos) y que investigó un poco en la web para luego escribirme. Después de compartir el dolor y consolarnos, me fui a dormir (o al menos, eso intenté).
Creo que lo más triste de toda la noticia fue entrar en razón de que no sólo se trata de una persona con la que compartí uno de los momentos más importantes de mi vida, sino que también es una mujer que alguna vez supo contarme sus secretos, sus anécdotas, contagiarme su alegría y buenas vibras y que me dejó conocerla para saber que yo no era la única en el mundo que quería luchar por cumplir sus sueños. Intercambiamos mutuamente un pedacito de vida que nos encajó perfecto. Es lindo saber que todavía podemos sentir cosas lindas y guardar bellos recuerdos de quienes sólo estuvieron en un instante del largo camino hacia “nuestros imposibles”.
Para las fotos elegí aquellas en las que se la viera tal cual era: alegre, simpática, sin prejuicios, transparente. En la primera estamos las protagonistas de la historia de este posteo, Miss Perú, Miss Colombia y Miss Argentina, en una escuela en Ecuador viendo un baile típico representado por alumnos en su patio. En las siguientes está Karol mostrando su ángel.
Que descanses en paz bella Karol.

¡Hasta un próximo mes con más ánimo, muñecas! ¡Éxitos!